


AGENCIA
CDMX.- La exalcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, enfrenta una nueva polémica luego de que salieran a la luz fotografías donde aparece junto a Alejandro Gilmare Mendoza, alias “El Choko”, presunto líder del grupo delictivo “La Chokiza”, dedicado a la extorsión y el cobro de piso en la Ciudad y el Estado de México.
El 10 de septiembre, “El Choko” fue detenido en Plaza Las Américas, Ecatepec, y trasladado al penal de máxima seguridad del Altiplano, donde un juez federal lo vinculó a proceso por delincuencia organizada con fines de secuestro. Pese a la gravedad de los cargos, Cuevas salió a declarar en conferencia de prensa que su relación sentimental con Mendoza fue “efímera” y que lo conoció en un concierto en Tlatelolco, asegurando que apenas se vieron unas diez veces.
Sin embargo, sus palabras suenan más a justificación que a aclaración. Cuevas insistió en que no sabía de las actividades ilícitas de “El Choko”, pero lo describió como alguien con aspiraciones mediáticas y vínculos con figuras de la política y del espectáculo. Con ello, la exfuncionaria intenta minimizar el hecho de haber compartido espacios y confianza con un presunto criminal de alto perfil.
El discurso de la exalcaldesa deja más dudas que certezas: ¿Cómo una figura pública con acceso a información privilegiada pudo desconocer el historial delictivo de quien era su pareja?, ¿realmente fue una relación “efímera” o se trata de un intento por salvar su imagen ante la opinión pública?
La detención y vinculación a proceso de Mendoza, basada en pruebas de la FGR y testimonios que señalan su liderazgo en “La Chokiza”, no solo comprometen a este presunto criminal, sino que también exhiben los riesgos de la cercanía entre personajes políticos y delincuentes. Cuevas puede intentar lavarse las manos, pero la sombra de su relación con “El Choko” la seguirá acompañando en su ya accidentada carrera política.


