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Nacional.- Mientras la mayoría de los parisinos las ve como una amenaza, un político local intenta cambiar la percepción sobre las ratas y destacar su papel en el ecosistema urbano. Gregory Moreau, teniente de alcalde de un distrito de la capital francesa y miembro del partido animalista, recorre las calles con “Plume”, su rata mascota, sobre el hombro, con el objetivo de acercar a los ciudadanos a estos animales.
“¿Alguna vez vio una rata?”, pregunta Moreau a los transeúntes en el barrio de Belleville mientras muestra a Plume, quien observa el entorno con curiosidad. Para muchos parisinos, la escena recuerda a la película Ratatouille, pero detrás del gesto hay una intención seria: desmontar los prejuicios históricos contra los roedores.
Según Moreau, la población de ratas en París supera ampliamente los dos millones, y aunque su reputación sigue ligada a la peste del siglo XIV, su rol actual en la transmisión de enfermedades es mínimo. Además, asegura que consumen cerca de 100 toneladas de residuos diarios, lo que ayuda a evitar obstrucciones en el sistema de alcantarillado.
El político sostiene que el uso de veneno es ineficaz y cruel, ya que muchas ratas desarrollan resistencia o aprenden a evitar el cebo. En su lugar, propone estrategias más suaves, como evitar dejar restos de comida en las calles, lo que podría disminuir su reproducción.
Sin embargo, su postura no es compartida por todos. Geoffroy Boulard, alcalde de un distrito del oeste de París, considera que la idea de convivir con las ratas es “un mundo de fantasía” y advierte que relajar la lucha contra ellas pondría en riesgo la salud pública. En su jurisdicción ha instalado trampas automatizadas que matan unas 800 ratas al año, aunque esta cifra representa una mínima fracción del total.
El debate sobre cómo manejar la creciente población de roedores sigue abierto en París: mientras algunos buscan coexistir con ellos, otros refuerzan su combate con métodos cada vez más sofisticados.
