


De la redacción
El Buen Tono
Río Blanco, Ver.- La administración que encabeza Ricardo Pérez García vuelve a quedar en entredicho tras la demolición de dos antiguas viviendas obreras del siglo XIX, consideradas parte del patrimonio histórico de Río Blanco. El derrumbe, lejos de ser un hecho aislado, reflejó la permisividad de las autoridades municipales y la opacidad en torno a la protección del legado obrero de la ciudad.
Los inmuebles, ubicados en la calle Oriente 2 esquina con Sur 4, frente al Palacio Municipal, eran de los últimos vestigios de las casas obreras vinculadas a la histórica fábrica textil, cuna del movimiento que derivó en la huelga de 1907.
Sin embargo, fueron reducidos a escombros por órdenes de José Gómez Deyta, actual tesorero del ayuntamiento y ex candidato de Morena, quien presumió ser el dueño del terreno y afirmó que “todo estaba en regla”.

