Adriana Estrada
El Buen Tono
ORIZABA.- El Panteón Municipal “Juan de la Luz Enríquez”, lugar destinado a la memoria y descanso de los seres queridos, se encuentra sumido en el abandono y la desidia, convertido en un foco de desorden y suciedad que ofende a los ciudadanos y dignidad de quienes allí descansan, sobre todo personajes de gran importancia.
Visitantes de este espacio, denunciaron el deplorable estado en el que se mantiene, un problema que las autoridades ignoran a pesar del visible acumulamiento de residuos de cemento, materiales de construcción y basura, una muestra que evidencia la negligencia y corrupción del gobierno de Juan Manuel Diez.
A pesar de albergar joyas históricas y artísticas que lo convierten en un atractivo turístico, como la legendaria “Niña del Ángel” y el monolito prehispánico conocido como la “Piedra del Gigante”, el cementerio acumula muchos residuos, que al paso de los días continúan. Las percepciones sobre el estado del panteón presentan una contradicción: por un lado, están los recorridos nocturnos y, por otro, siguen sin atender la limpieza y cada vez más aumenta el cochinero.
Algunos visitantes señalan que, los trabajadores operan sin que nadie les exija orden ni limpieza, esto apunta directamente a una falla estructural en la administración del recinto, donde la permisividad y la falta de supervisión han permitido que el problema se agrave, en contubernio con las autoridades municipales.
Ante este escenario, la inacción del encargado del cementerio y de las autoridades locales, resulta reprobable. La molestia ciudadana ha ido en aumento, se intensifica en vísperas de la temporada de Día de Muertos, cuando el panteón tiene su mayor afluencia. Las familias que buscan un espacio digno para honrar a sus seres queridos se encontrarán, una vez más, con un escenario de abandono y suciedad.
La crítica aquí es doble: hacia trabajadores que, con su negligencia, dañan el lugar de descanso y a la autoridad municipal que, al omitir su deber, se convierte en cómplice corrupta del deterioro.
