


Tinta Ácida
El Buen Tono
Orizaba, Ver. – Casa Vegas, uno de los espacios más lucrativos por el ayuntamiento de Orizaba, se ha convertido en un centro de persecución política. Comerciantes y trabajadores aseguran que las clausuras y despidos recientes no responden a motivos legales o administrativos, sino a represalias ordenadas por Juan Manuel Díez Francos y a su amante Laura González Valerio.
En las últimas semanas, locatarios reportaron clausuras con argumentos débiles y supuestas faltas que no existen en la normatividad. Los afectados sostienen que las acciones están dirigidas contra quienes simpatizaron con candidatos de oposición en las elecciones pasadas. “Nos están castigando por no apoyar al sistema”, señalaron comerciantes que pidieron el anonimato por temor a represalias.
Al problema se suma la situación laboral. Más de 40 trabajadores fueron despedidos o presionados para renunciar, denunciando gritos, humillaciones y abusos de autoridad. La mayoría de los testimonios apuntan a Laura González Valerio, pareja sentimental del alcalde, a quien acusan de controlar las decisiones internas de Casa Vegas y mantener un ambiente hostil para empleados y arrendatarios.
La tensión crece entre los locatarios que aún permanecen en el lugar, pues temen ser los próximos en enfrentar clausuras o presiones para abandonar sus negocios. Muchas familias dependen de esos ingresos, y el cierre de locales amenaza con dejarlas sin sustento económico. En redes sociales circulan testimonios que desmienten la versión oficial del ayuntamiento, el cual intenta minimizar el conflicto.
Lo que en su momento se presentó como un proyecto modelo hoy se encuentra en el centro de denuncias por abuso de poder. Casa Vegas pasó de ser promovido como un espacio de oportunidades a convertirse en símbolo de represión y control político. La pregunta que los comerciantes plantean es clara: ¿hasta dónde llegará la venganza política del alcalde y su grupo cercano?

