


De la Redacción
EL BUEN TONO
Córdoba, Ver.- Bajo la apariencia de un proceso democrático, la asamblea municipal del PAN en Córdoba ha dejado al descubierto la naturaleza profunda de un partido anquilosado, una fuerza política que se ha convertido en una carga estéril para la sociedad. En este panorama de descomposición, la figura de Isaac Luz, aspirante a la presidencia del comité municipal, resulta sintomática.
Su apariencia desaliñada, lejos de ser un detalle superficial, es la representación física de un partido rancio y desgastado. Su llamado a la unidad y el optimismo que profesa suenan huecos en el contexto de una estructura partidista que se ha perdido en la división y los intereses mezquins de sus militantes.
La derrota electoral que los hundió hasta ser la tercera fuerza política en la ciudad, bajo la acusación de que Pérez Croda y Javier Medina Rahme “vendieron” la elección al imponer al fracasado candidato Armando Aíza, no es un accidente, sino el resultado lógico de una dirigencia más preocupada por sus pactos cupulares que por el trabajo gris y constante con la ciudadanía.

