Alejandro Aguilar
EL BUEN TONO
Córdoba, Ver.- El Hospital Regional de Córdoba se encuentra sumido en una crisis institucional y laboral sin precedentes, cuyo punto de ebullición fue la medida de fuerza emprendida por el personal esta semana, la cual tuvo como consecuencia directa la destitución del director Roberto Carlos García. El conflicto, lejos de ser un estallido espontáneo, es el resultado acumulado de una gestión marcada por la arbitrariedad y un profundo desdén hacia los derechos del trabajador, tal como lo evidencian los recientes y cuestionados despidos.
El detonante inmediato fue la notificación verbal, el pasado 27 de agosto, del despido injustificado de siete empleados con una antigüedad que, en casos como el de Claudia Trejo Morales, supera los doce años de servicio. Según el testimonio de la señora Trejo, quien se desempeñaba como apoyo administrativo, la notificación careció por completo de formalidad y justificación.
El testimonio del enfermero Armando Gutiérrez Pérez pinta un cuadro desolador de la realidad interna del hospital. La escasez de insumos es generalizada y crítica: desde la falta de jeringas para alimentar a recién nacidos en pediatría hasta la carencia de medicamentos esenciales como ketorolaco y paracetamol, obligando a los familiares a costearlos de su propio bolsillo.
El personal se ve forzado a trabajar con instrumentos propios, desde oxímetros hasta lapiceros, y sufre una sobrecarga insostenible, con apenas cuatro o cinco enfermeras para cubrir áreas completas como urgencias, observación y pediatría. Esta situación no solo retrasa los procedimientos, sino que pone en riesgo constante la vida de los pacientes, como en el caso de una persona apuñalada donde la falta de un punzocat puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
