


Efraín Hernández
EL BUEN TONO
Fortín, Ver.- La corrupción, la negligencia y el desdén total por la ciudad caracterizan la administración de Gerardo Rosales Victoria. Mientras despilfarraba recursos en tribunales electorales para defender una elección que perdió en tres ocasiones, calles y terrenos públicos se han convertido en auténticos basureros, y la población paga las consecuencias del desinterés del alcalde.
Un claro ejemplo es la calle 7, avenida 7, donde un colchón y un sillón han permanecido tirados durante semanas sin que Limpia Pública haga algo por retirarlos. La maleza sigue creciendo sin control, transformando el terreno en un refugio de fauna nociva y en un riesgo sanitario latente. El espacio que debería ser vigilado y cuidado se ha convertido en un símbolo del cochinero institucional que impera bajo la administración morenista.
En contraste con gobiernos anteriores, que al menos enviaban cuadrillas de Parques y Jardines para mantener limpios los terrenos y evitar focos de infección, la gestión actual ignora por completo estas obligaciones mínimas. Fortín se ha convertido en un campo de abandono, donde la corrupción y la ineficiencia se mezclan con la suciedad y el riesgo.

