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El Legado Vivo de Elena Rosas: Sabiduría Ancestral que Cura en Ixhuatlancillo

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En Ixhuatlancillo, Veracruz, la medicina ancestral encuentra en Elena Rosas Francisca, una médica tradicional, a una de sus más fervientes guardianas. A contracorriente de la inclinación moderna por la medicina convencional, Rosas Francisca mantiene viva la práctica milenaria de curación con plantas, tés y remedios naturales. Su trabajo, que incluye masajes relajantes, alineación de huesos y terapias para el estrés y dolores musculares, sigue siendo un refugio para aquellos que confían en el poder de la herbolaria y el conocimiento transmitido por generaciones.


El Legado Vivo de Elena Rosas: Sabiduría Ancestral que Cura en Ixhuatlancillo


En Ixhuatlancillo, Veracruz, la medicina ancestral encuentra en Elena Rosas Francisca, una médica tradicional, a una de sus más fervientes guardianas. A contracorriente de la inclinación moderna por la medicina convencional, Rosas Francisca mantiene viva la práctica milenaria de curación con plantas, tés y remedios naturales. Su trabajo, que incluye masajes relajantes, alineación de huesos y terapias para el estrés y dolores musculares, sigue siendo un refugio para aquellos que confían en el poder de la herbolaria y el conocimiento transmitido por generaciones.

La médica tradicional señala que es la población de 40 años en adelante la que más solicita sus servicios, una generación que aún conserva la costumbre de recurrir a la medicina popular mexicana para tratar padecimientos como el “susto”, el “empacho” o para “recoger de bilis”. Entre los remedios que Rosas Francisca prepara se destacan los jarabes y lociones de eucalipto para combatir resfriados, lociones de romero para aliviar dolores musculares e inflamaciones, y preparados de menta y tés para el sistema digestivo. “Todo tiene su medida, las hierbas son buenas si se saben usar y si se tiene fe en su poder. Lo importante es no abusar de ellas y combinarlas, cuando es necesario, con la medicina moderna”, comenta Rosas Francisca sobre el uso responsable de sus preparados.

Elena Rosas Francisca relata que su incursión en este oficio no fue casual; es una tradición familiar que aprendió desde joven, siguiendo los pasos de sus abuelos, quienes también curaban con plantas. “Mis abuelos curaban con plantas, y yo seguí sus pasos porque vi cómo ayudaban a la gente”, recuerda. Esta transmisión de saberes de generación en generación es lo que ha permitido que este conocimiento perdure a lo largo del tiempo, consolidándose como una parte intrínseca de la identidad cultural de su comunidad.

La relevancia de esta práctica se subraya cada 22 de octubre con la celebración del Día Mundial de la Medicina Tradicional, fecha instaurada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1991. Este día busca promover la preservación y difusión de los conocimientos ancestrales que han contribuido históricamente a la salud de los pueblos. El llamado de Rosas Francisca a las nuevas generaciones se alinea con este propósito: no permitir que este valioso conocimiento se pierda.

Consciente del valor cultural y terapéutico de su labor, la médica tradicional concluye con una poderosa reflexión sobre su misión: “La medicina tradicional es un legado de nuestros antepasados, y mientras alguien crea en ella, seguirá viva”. Su trabajo en Ixhuatlancillo es un testimonio de cómo la sabiduría ancestral puede coexistir y complementar a la modernidad, ofreciendo una alternativa de sanación basada en el profundo conocimiento de la naturaleza.

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