DE LA REDACCIÓN
EL BUEN TONO
Orizaba.- La inseguridad en Orizaba se ha vuelto incontrolable, y los comerciantes lo sufren en primera fila. El más reciente caso ocurrió en el mercado Emiliano Zapata, donde un individuo sustrajo una caja de uno de los locales mientras la Policía Municipal brillaba por su ausencia. La ola de delitos evidencia que la ciudad está desprotegida, y el alcalde Juan Manuel Diez Francos se niega a aceptar que existe una crisis de seguridad.
Testigos aseguran que el robo ocurrió en pleno horario de atención al público, mostrando la audacia de los delincuentes y la total incapacidad del gobierno municipal para garantizar protección. Este hecho se suma a los recientes robos en el mercado de artesanías, donde los comerciantes también sufrieron pérdidas económicas considerables. En ambos casos, las autoridades no actuaron, lo que genera indignación y desconfianza entre la población.
Mientras los comerciantes enfrentan vulnerabilidad constante, el alcalde Diez Francos continúa minimizando la situación, enfocando los esfuerzos del municipio en hostigar a transportistas en lugar de reforzar la seguridad en zonas de alto riesgo. La población también reporta un aumento alarmante de robos a transeúntes, reflejo del abandono institucional.
“Las autoridades municipales priorizan operativos contra automovilistas mientras nosotros corremos el riesgo de ser robados en cualquier momento. Lo que más duele es la indiferencia de quienes deberían protegernos”, denunció un comerciante afectado.
La ausencia de patrullajes, de estrategias preventivas y de acciones efectivas evidencia la incompetencia de la administración de Diez Francos, dejando a comerciantes y vecinos a merced de la delincuencia y obligándolos a buscar soluciones propias para proteger sus negocios y su integridad.
Orizaba cierra un periodo municipal marcado por la negación, la ineficiencia y la exposición de su ciudadanía a la violencia.


