Adriana Estrada
EL BUEN TONO
Orizaba.- Bajo la sombra serena de los árboles y el susurro del viento entre las lápidas, el cementerio municipal Juan de la Luz Enríquez guarda más que historias de quienes partieron. En sus pasillos y jardines, ocurren pequeñas anomalías que desafían la lógica y alimentan las leyendas que se enmarcan con el mismo misterio que “envuelve” el campo santo.
Al frente de este mundo de silencio está Camilo, un hombre que durante 18 años ha sido el administrador y, sin proponérselo, el cronista de aquellas cosas inexplicables que suceden dentro del cementerio. Con toda tranquilidad, relata algunos sucesos de los cuales ha sido testigo, fenómenos sobrenaturales o simples coincidencias con una explicación terrenal, pero todas ellas plasmadas en su memoria.
“A veces pasan cosas raras, como cuando por un tiempo los baños amanecían con el cerrojo corrido por dentro, y era algo inexplicable que alguien pudiera cerrarlos por dentro, simplemente no, y así amanecían todos los días”, relató.
Otra de las actividades inexplicables dentro del cementerio, es el descubrimiento de manchas en algunas tumbas antiguas, que con los años y la erosión, van tomando la forma fantasmal de manos o rostros espectrales, sin que alguien se explique el por qué toman esas formas.


