De la redacción
El Buen Tono
Las medusas son uno de los organismos más antiguos de la Tierra, con más de 500 millones de años surcando los océanos. Estos animales marinos invertebrados poseen un cuerpo gelatinoso en forma de campana del que surgen tentáculos y un tronco tubular. Algunas especies son incluso bioluminiscentes y se mueven de manera elegante, dejándose llevar por las corrientes marinas.
A pesar de su corta vida, de apenas seis meses, su capacidad de reproducirse sin necesidad de una pareja y la existencia de una especie “inmortal” les ha permitido sobrevivir a lo largo de los siglos.
Habitan en aguas cálidas y tropicales, aunque pueden soportar temperaturas extremas entre -6 y 31 grados Celsius. Su tamaño varía entre 5 y 40 cm, aunque algunas pueden alcanzar hasta 200 cm de diámetro y pesar cerca de 200 kilos. Su cuerpo está compuesto mayoritariamente por agua (96%), y cuentan con tentáculos cargados de cnidocitos, que liberan veneno para defensa y captura de presas como plancton, moluscos y crustáceos.
En cuanto a su reproducción, las medusas liberan óvulos y espermatozoides en el agua, dando lugar a larvas llamadas plánulas que se transforman en pólipos, los cuales generan medusas asexuadas y completan el ciclo vital.
Aunque todas las medusas pueden causar irritaciones, existe una especie especialmente peligrosa: la avispa marina, capaz de matar a una persona en minutos con un contacto casi imperceptible. Su veneno sigue activo incluso después de la muerte del animal, lo que la convierte en un peligro constante para los bañistas.
Las medusas, con su belleza y letalidad, siguen siendo un misterio fascinante de los océanos que despierta la curiosidad y el respeto de quienes las estudian.


