DE LA REDACCIÓN
EL BUEN TONO
Córdoba.– En lo que será la última Navidad del llamado Renacimiento, el desencanto ciudadano marca el cierre de una administración que no logra recuperar la confianza. Mientras el gobierno municipal organiza apresuradamente su festejo de despedida, los cordobeses enfrentan nuevos contratiempos que acentúan la percepción de desorden y falta de planeación.
Durante los últimos días, el Centro Histórico ha sufrido constantes apagones derivados de las pruebas del sistema de mapping que se proyectará sobre la fachada del Palacio Municipal. Las interrupciones, realizadas sin previo aviso, han afectado a comerciantes y vecinos, quienes expresan su molestia ante los perjuicios ocasionados a sus actividades diarias.
La escena resume lo que muchos consideran el sello de esta administración: la improvisación. Los habitantes de Córdoba, cansados de controversias, solo esperan disfrutar de un ambiente navideño digno. Sin embargo, el recuerdo del pino monumental de años anteriores —blanco de burlas por su aspecto y pobre diseño— persiste como símbolo de un gobierno alejado del sentir ciudadano.
Información difundida por distintas fuentes señala que la instalación de pinos navideños durante esta gestión ha superado los 4.5 millones de pesos. Este año, el proyecto de cierre contempla un gasto de 1 millón 500 mil pesos, cifra que ha despertado críticas.
Vecinos y comerciantes no han dudado en calificar las decoraciones como “los pinos más caros y feos en la historia de Córdoba”. Aseguran que la inversión no aporta atractivo turístico ni mejora el ambiente festivo de la ciudad.


