Alejandro Aguilar
De la Redacción
Córdoba.- En un acto de evasión que generó indignación, el alcalde Juan Martínez Flores optó por atacar al mensajero en lugar de responder al mensaje. El primer edil tildó a este medio de “pasquín”, una descalificación propia de épocas autoritarias, en respuesta a la postura crítica sobre el abandono de la infraestructura urbana. Mientras el funcionario desacredita, las calles de la ciudad son un caos en obra pública.
Lejos de ser simples imperfecciones, las calles son grietas abiertas por las que se escurre la credibilidad de esta gestión. En la calle 13, vecinos colocaron piedras sobre las banquetas para cubrir hoyos y concreto deteriorado, síntoma de la incapacidad municipal para garantizar espacios seguros. En la calle 11, bloques enteros de asfalto se desprendieron, creando un terreno irregular y peligroso que encarece el tránsito. En la avenida 4 y la colonia México, rupturas en tapas de drenaje representan una amenaza para peatones.
Mientras la ciudad se resquebraja, un nuevo punto de ruptura apareció en la colonia 20 de Noviembre: un socavón de grandes dimensiones reportado por vecinos desde hace días, sin que la autoridad implemente reparación, señalización o contención. Ante este paisaje de deterioro que va de grietas al abismo literal, la respuesta del alcalde Martínez Flores ha sido el silencio o la descalificación.

