Efraín Hernández
El Buen Tono
Fortín.- Durante sus cuatro años como alcalde, Gerardo Rosales Victoria convirtió su gobierno en el más corrupto que ha tenido Fortín, según acusaron vecinos y comerciantes que son testigos del desorden, los privilegios y la permisividad que caracterizan a la actual administración.
Uno de los casos más evidentes ocurre en el bulevar Córdoba–Fortín, donde el ambulantaje informal se convirtió en un negocio avalado por el cabildo.
La tolerancia sistemática a puestos irregulares afuera de los tianguis generó una red de intereses que opera sin supervisión, beneficiando a unos cuantos a costa del deterioro urbano y la seguridad vial.
Durante un recorrido realizado por este medio se observó que en las inmediaciones del tianguis Siglo XXI, comerciantes instalaron mallas metálicas sobre la banqueta, bloquearon el paso peatonal y obligaron a los transeúntes a caminar sobre el asfalto.
Esta invasión viola reglamentos municipales y representa un riesgo para automovilistas, quienes, al circular a exceso de velocidad, pueden provocar accidentes al intentar esquivar a los peatones desplazados.
La falta de orden, la ausencia de operativos y la protección evidente al comercio irregular reflejan un gobierno que decidió normalizar el caos en la principal vía de comunicación de la región.
Con ello, el primer gobierno morenista en la historia de Fortín cerrará su periodo sumido en señalamientos de corrupción, omisiones y un vacío de autoridad que los ciudadanos resienten todos los días.
