

Efraín Hernández
El Buen Tono
La desidia del presidente municipal Juan Martínez Flores, sumada a la complicidad silenciosa de la regidora Georgina Aguilar Sánchez y a la ineptitud del director de Obras Públicas, Abner Ceballos Lozano, ha convertido diversas zonas del centro de Córdoba en auténticos puntos de conflicto y deterioro urbano. Lo que debía ser progreso terminó en abandono.
Uno de los casos más graves se encuentra en la calle 3, esquina con avenida 9, donde una obra de rehabilitación iniciada hace semanas permanece paralizada. El lugar se ha transformado en un auténtico campo de escombros: maquinaria varada, zanjas abiertas, polvo constante y un tránsito peatonal y vehicular severamente afectado. Pese a tratarse de una zona comercial de alta movilidad, no existe fecha de conclusión ni presencia de autoridad que rinda cuentas. La omisión es total; el silencio institucional, absoluto.
La falta de oficio de Ceballos Lozano se agrava ante la evidente negligencia de Aguilar Sánchez, quien encabeza la comisión edilicia de Obras Públicas, pero ha preferido mantenerse al margen de la situación. Su rol como contrapeso brilla por su ausencia, contribuyendo a la crisis con su pasividad cómplice.
