AGENCIA
Manitoba, Canadá.- Un estudio científico publicado en la revista Communications Earth & Environment ha alertado sobre la inminente desaparición de la población de osos polares en la bahía de Hudson, ubicada en la costa nordeste del Ártico canadiense, si no se logra limitar el aumento de la temperatura global a 2 grados Celsius antes de 2030.
La bahía de Hudson alberga aproximadamente mil 700 osos polares, pertenecientes a dos de las 19 subespecies que habitan en latitudes más al sur del planeta. Este ecosistema, fundamentalmente dependiente del hielo marino, sustenta a diversas especies como focas (principal alimento de los osos polares), morsas y caribús.
Los osos polares de la bahía de Hudson pasan el otoño e invierno cazando en el hielo marino y ayunan durante el verano en tierra firme hasta que el hielo regresa, permitiéndoles reanudar la caza. Sin embargo, el estudio señala que el cambio climático ha provocado un aumento de más de 1 grado Celsius en esta región respecto a la era preindustrial, extendiendo los días sin hielo de 120 a más de 150 al año.
Los investigadores advierten que, si la temperatura global supera los 2,1 grados Celsius, el periodo sin hielo podría prolongarse más allá de los 183 días en la parte oeste de la bahía, afectando severamente la capacidad de supervivencia y reproducción de los osos polares adultos.
“Si no se reducen drásticamente las emisiones en la próxima década, la desaparición de los osos polares en la parte sur de la bahía de Hudson es inminente, y la misma suerte correrán otras especies”, destacó Alex Crawford, investigador de la Universidad de Manitoba y coautor del estudio.
El cambio climático no solo afecta a los osos polares, sino también a otras especies que dependen del hielo marino para su supervivencia, como las focas que necesitan la nieve para construir madrigueras y los caribús y morsas que utilizan el hielo para sus desplazamientos.
La comunidad científica hace un llamado urgente a limitar el calentamiento global y tomar medidas efectivas para proteger estos ecosistemas únicos y vulnerables en el Ártico, asegurando así la preservación de la biodiversidad y la estabilidad de estos frágiles hábitats naturales.
