De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- El alcalde Juan Martínez Flores acaba de anunciar una nueva fecha para la culminación de la tan criticada obra de la Calle 9, la cual se entregará con más de un mes de retraso respecto a lo originalmente planeado. El edil señaló el 10 de octubre como la “última fecha límite”, atribuyendo la demora a las empresas cableras que, según él, no han terminado de ocultar sus cables.
Sin embargo, esta explicación es solo la punta del iceberg de un proyecto marcado por las sombras de la mala planeación, los costos cuestionables y las evidentes irregularidades técnicas que ya afectan a la ciudadanía.
Desde su inicio, la rehabilitación de la Calle 9 ha estado en el ojo del huracán. Con un contrato de 26 millones de pesos, financiado con recursos de parquímetros, la obra prometía modernidad y mejora urbana, pero la realidad dista mucho de ello.
La crítica principal, no obstante, se centra en la descoordinación y la opacidad del ayuntamiento. Por ello, resulta significativo que el alcalde intente ahora descargar la responsabilidad en las cableras, afirmando que se les dio hasta el 10 de octubre para que la CFE levante los postes.
Esta es, además, la segunda prórroga en semanas, lo que evidencia una supervisión municipal deficiente y un cronograma inicial poco realista. Ante la observación de que se siguen colocando cables en los postes, la respuesta del alcalde se redujo a un resignado: “se seguirá de aquí hasta el 10 de octubre”.
Pero el problema de fondo va más allá de los cables. La obra ya presenta fallas técnicas graves que los vecinos denuncian a diario: pavimentos podotáctiles instalados frente a postes, lo que crea barreras para personas con discapacidad visual; banquetas con materiales de calidad inferior que ya muestran grietas; y una reubicación arbitraria de la infraestructura eléctrica que obstruye el acceso a comercios.
