De la redacción
El Buen Tono
Orizaba, Ver.— La irrupción de Nallely Camarillo, Bryanda Welsh y el regidor de Fortín José Pablo Espinosa en la marcha de la Generación Z no solo evidenció oportunismo político, sino un profundo desprecio por las necesidades reales de la ciudadanía. Camarillo, al frente de comisiones estratégicas como Desarrollo Metropolitano, Transporte, Tránsito y Vialidad —donde los ciudadanos denuncian extorsión y abusos de tránsito sin que ella intervenga, limitándose a posar frente a cámaras. Espinosa, responsables de Educación, Cultura, Tianguis, baches, comercio, mercados y desarrollo económico, han mostrado indiferencia ante corrupción, abandono de servicios básicos y hasta casos graves como la muerte de menores, sin exigir responsabilidades ni tomar acción alguna.
Durante la manifestación en el parque Apolinar Castillo, los tres funcionarios se centraron en gritos partidistas y protagonismo mediático, ignorando las demandas legítimas de los jóvenes por seguridad, economía y condiciones dignas de vida.
Vecinos y testigos denunciaron que su presencia fue un teatro político, donde la imagen personal prima sobre la obligación de trabajar por la comunidad.
Mientras exigen alto a la violencia, en Fortín jóvenes son víctimas de agresiones e incluso asesinatos por policías locales, y el regidor Espinosa permanece inactivo, sin exigir responsabilidades al alcalde ni intervenir: puro teatro que confirma su incapacidad y falta de compromiso con quienes deberían proteger y representar.


