

Huatusco, Ver.— Con un pie fuer a de la alcaldía y la popularidad por los suelos, el presidente municipal Ventura Demuner Torres decidió cerrar su administración con una fiesta, pero no precisamente para el pueblo, sino para quien pueda pagarla. El concierto de Bronco, anunciado con bombo y platillo como un evento “gratuito”, terminó por convertirse en una pasarela de privilegios, con boletos que alcanzan los cuatro mil pesos.
Mientras el discurso oficial vendía la presentación como “un regalo para el pueblo”, la realidad pintó otra cosa: zonas VIP, Oro, Plata y Diamante, con precios que parecen más pensados para empresarios de la región que para campesinos o trabajadores. Para muchos, esta no es más que una jugada desesperada tras la derrota de los candidatos del alcalde —incluyendo su esposa— en la reciente elección.
En tres años de gestión, jamás se organizó un evento de tal magnitud. Pero ahora que se despide del cargo, Ventura quiere irse con reflectores, aunque para eso tenga que vaciar las arcas públicas. El costo de una presentación como la de Bronco oscila entre uno y tres millones de pesos, una cifra que difícilmente saldrá de su bolsillo.
El descontento creció con la revelación de que la venta de espacios VIP quedó en manos de Julio César Fernández, dueño del bar Beet House y viejo conocido del Ayuntamiento. Una figura que, lejos de representar transparencia, refuerza la percepción de que el evento es más un negocio entre amigos que una fiesta popular.
El colmo de la contradicción llega cuando se recuerda que Ventura canceló el carnaval local con el argumento de que promovía el consumo de alcohol. Sin embargo, en el baile de Bronco no solo se venderán botellas: algunas se regalarán a los que compren boletos de las zonas más caras. Una doble moral que ya indigna a más de uno.
Quienes no tienen para pagar, deberán conformarse con mirar de lejos —si es que alcanzan a ver— mientras la administración saliente se da un baño de pueblo… desde la tarima VIP. La frase que corre entre los huatusqueños es simple: “Fiesta sí, pero sólo para los que quedaron bien con el alcalde”.
En tiempos donde las prioridades deberían estar en servicios, inversión y cierre de proyectos, Huatusco se despide de Ventura con un espectáculo que huele más a revancha y a negocio, que a gratitud o celebración. Y mientras suena Bronco, en las calles suena algo más fuerte: el descontento.
