De la Redacción
El Buen Tono
Xalapa.- Sin pudor, sin justicia y como si nada hubiera pasado, Patrocinio Cisneros Burgos, ex secretario de Gobierno de Veracruz y protagonista de una de las gestiones más opacas y autoritarias del sexenio de Cuitláhuac García, reapareció en territorio veracruzano. El operador político conocido como “Bola 8” regresó para volver a mover los hilos del poder en las campañas del PVEM y Morena.
Cisneros, quien huyó del estado tras su fallido intento por ser gobernador en 2023 y su abierta confrontación con la hoy mandataria Rocío Nahle García, reapareció ahora con un discurso de fe, pretendiendo borrar su negro historial de corrupción, abuso de poder y desvío de recursos durante su paso por la Secretaría de Gobierno.
Desde sus redes sociales, quiso vender una imagen de devoto y paisano ejemplar. Pero la realidad es otra: su retorno obedece al encargo de operar campañas en municipios clave, donde aún conserva redes de complicidad y negocios sucios que dejó sembrados. Entre ellos destacan Cosamaloapan, Carlos A. Carrillo, Teocelo, Misantla, Xalapa y Coatepec.
Durante su gestión en Segob, “Bola 8” fue señalado por múltiples anomalías: desde la utilización de recursos públicos para promover su imagen personal con libros, espectaculares y eventos “culturales” a modo, hasta la imposición de funcionarios por compadrazgo, muchos de los cuales hoy enfrentan denuncias por corrupción o están prófugos. Su cercanía con la fiscal general Verónica Hernández Giadáns, su pareja sentimental, le garantizó impunidad, mientras la Fiscalía se convertía en su brazo de persecución política.
Su “autoexilio” en Baja California Sur, donde posee un restaurante y un yate de lujo para pesca deportiva, fue una medida preventiva para evitar ser llamado a cuentas. Hoy, aprovechando el proceso electoral, Cisneros regresa como un operador de la vieja y corrupta escuela.
