El desorden vial, la soberbia de funcionarios y la defensa de incompetentes marcan el declive del gobierno municipal.
José Juan
El Buen Tono
Córdoba, Ver.– La sesión de Cabildo del viernes terminó por confirmar el derrumbe administrativo que vive Córdoba. Lejos de corregir el desastre que persiste en la ciudad, las autoridades municipales se hunden en excusas, torpezas y decisiones improvisadas, mientras la ciudadanía enfrenta obras mal hechas, calles cerradas sin aviso y un balizamiento que viola descaradamente la NOM-034-SCT2-2011. Así lo advirtió Manuel Molina Gómez, presidente del Centro de Investigación, Difusión e Implementación sobre Asociaciones Civiles (CIDIAC), quien acusó que la administración encabezada por Juan Martínez Flores opera sin planeación, sin supervisión y sin el mínimo respeto a la norma, provocando un caos que “solo demuestra la incapacidad y el desdén con que están terminando estos últimos días de gobierno”.
Durante la discusión de los puntos en Cabildo, el regidor sexto, Sergio de la Llave Migoni, expuso con claridad el desastre técnico en la señalización vial, evidenciando que lo que el Ayuntamiento llama “trabajos de mejoramiento” no cumple con la normativa federal. Las líneas mal trazadas, los colores incorrectos y los señalamientos fuera de estándar configuran —dijo Molina Gómez— “una burla para la población y un insulto a cualquier manual de ingeniería urbana”.
En lugar de asumir la responsabilidad por el descontrol que caracteriza a Obras Públicas, la regidora que encabeza esa comisión, Georgina Aguilar Sánchez, optó por desviar la conversación, descalificar a los ciudadanos y victimizarse. Con su grupo de aduladores, aseguró que “la gente se queja de todo”, mientras continúa encubriendo al director de Obras Públicas, Abner Arturo Ceballos Lozano, señalado por su prepotencia y por la ejecución deficiente de los trabajos que mantienen a Córdoba colapsada.
En un acto de cinismo absoluto, la edil afirmó que lo que hace falta es mayor coordinación con Comunicación Social para avisar los cierres de calles, como si el problema fuera meramente informativo y no la cadena de errores, improvisaciones y abusos que han convertido el tránsito en un infierno diario.
