Efraín Hernández
El Buen Tono
CÓRDOBA.- La caída en la exportación de café no solamente responde al mayor consumo interno, sino a un conjunto de dificultades que mantienen presionada a la cadena productiva: una reducción nacional de cosechas que pasó de 6 a 3 millones de sacos, los efectos de la sequía que desplomaron la producción hasta en 50 por ciento, el encarecimiento de insumos agrícolas y la incapacidad de muchos productores para recuperarse, tras un año de pérdidas severas, revelaron especialistas del rubro.
De acuerdo con los análisis, el mercado mundial requiere cerca de 176 millones de sacos anuales, mientras que la oferta llega a 175 millones, un déficit que mantiene los precios al alza. En México, la producción alcanza los 2.5 millones de toneladas, cifra que complica cumplir simultáneamente con la demanda nacional y las necesidades de exportación.
Los expertos explicaron que los impactos de la sequía del año pasado fueron determinantes: la floración se perdió, el grano no llenó y muchas fincas operaron con la mitad de su capacidad. Esta situación provocó que los productores no vieran ganancias y, en algunos casos, enfrentaran endeudamientos para sostener el mantenimiento de sus parcelas. Aunque este año las lluvias de abril y mayo mejoraron el panorama, la recuperación será gradual. Aun así, los precios del aromático se han sostenido, y se espera que el café cereza ronde los 22 pesos por kilogramo en la próxima cosecha, dependiendo de la calidad y el rendimiento por hectárea.
Actualmente, México exporta alrededor del 50 por ciento de su café a países como Alemania, Polonia, Inglaterra, Francia, España, Japón y Estados Unidos, entre otros.
No obstante, expertos prevén que esta proporción continuará disminuyendo mientras persistan los retos productivos y el consumo nacional siga en aumento.


