


Nayeli Ríos
El Buen Tono
Fortín, Ver.- La corrupción disfrazada de comercio ha convertido el bulevar Córdoba–Fortín en un auténtico caos vial y peatonal, donde reina el desorden, la impunidad y la falta de autoridad. A pesar de ser una vía de alta circulación, el alcalde Gerardo Rosales Victoria ha permitido que esta importante arteria se transforme en un mercado ambulante, donde ni siquiera se puede caminar por las banquetas debido a la invasión de comerciantes irregulares, muchos de ellos agresivos con automovilistas y peatones.
La situación se agrava por la total omisión de las corporaciones que supuestamente están encargadas del control vehicular. Ni Tránsito Estatal, con base en Fortín, ni el destacamento de Nogales han tomado acciones efectivas para desviar el tráfico o reordenar la zona. El paso de unidades es constante y peligroso, generando accidentes con frecuencia. Este mismo jueves por la mañana, a tan solo cinco cuadras del tianguis, una motocicleta fue embestida, dejando en evidencia la negligencia institucional.
Los miércoles, día de mayor concentración de vendedores informales, el riesgo se dispara ante la indiferencia del gobierno municipal. Lejos de implementar soluciones, el cabildo se mantiene sumiso y cómplice, levantando la mano para aprobar cada capricho del edil sin cuestionamiento alguno. En lugar de trabajar por el bien común, han convertido la administración pública en un negocio redondo.

