

De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- Mientras Juan Martínez Flores y Gerardo Rosales Victoria, presumen “ciudades ordenadas”, el caos urbano avanza sin freno, y el espacio público es invadido por comerciantes tolerados, mecánicos improvisados y negocios que operan sin regulación, todo ante la total complicidad de las autoridades municipales.
Banquetas convertidas en talleres, puestos que invaden calles completas y zonas peatonales anuladas son parte del escenario cotidiano que enfrentan miles de ciudadanos. En Fortín, por ejemplo, el tianguis semanal funciona como territorio autónomo: calles bloqueadas, basura acumulada, ruido descontrolado y vehículos atravesados sin que Protección Civil, Comercio o Tránsito Municipal actúen.
Lo mismo ocurre en el bulevar Córdoba–Fortín, en el carril de bajada, donde vulcanizadoras se han apropiado de la vía pública, usando las banquetas como si fueran extensiones de sus negocios. Llantas amontonadas, autos desarmados y rampas improvisadas convierten la zona en un riesgo permanente para peatones y automovilistas.
En zonas como la parte trasera de Walmart, donde vendedores de tortas, fruterías y negocios informales operan sobre la banqueta, sin licencia visible y sin que el área de Comercio municipal intervenga. En Córdoba La zona del mercado Revolución es el ejemplo más claro del descontrol: banquetas desaparecidas, comerciantes que invaden carriles vehiculares, y peatones obligados a caminar entre automóviles porque el ayuntamiento de Juan Martínez Flores ha decidido no hacer nada.
Omisos o extorsionadores
Lo más grave es que las dependencias responsables de regular estos abusos no sólo son omisas, sino parte activa del problema. En ambos municipios, las áreas de Comercio y Protección Civil abandonaron sus funciones básicas: su tiempo lo invierten en extorsionar a empresas, cobrar “mordidas” por permisos y exigir “cuotas” disfrazadas de revisiones.
En lugar de aplicar el reglamento a quienes invaden banquetas, Protección Civil acosa a negocios establecidos, amenazando con clausuras si no pagan “por fuera”.
Comercio Municipal se ha convertido en una oficina de recaudación ilegal, donde algunos funcionarios cobran “piso” a vendedores ambulantes y cierran los ojos ante quienes pagan la cuota mensual.
