De la redacción
El Buen Tono
El gigante asiático está transformando la industria automotriz global. Aunque su mercado interno se llena de autos eléctricos, China exporta millones de vehículos de gasolina a regiones donde la demanda sigue en aumento. Desde 2020, estas exportaciones han crecido de manera sostenida, y para finales de 2025 se espera que los fabricantes chinos consoliden el 30% del mercado internacional.
La combinación de sobrecapacidad industrial, caída de ventas internas y fuerte competencia ha redibujado los mercados de Sudamérica, Centroamérica, África, el Sudeste Asiático e incluso Europa. Las marcas occidentales enfrentan un desafío directo en precio, volumen y tecnología.
Fabricantes como SAIC, Dongfeng y BAIC lideran esta expansión, enviando autos térmicos a países donde los consumidores buscan modelos económicos y confiables. México se ha vuelto un punto estratégico, concentrando el 14% de estas exportaciones, lo que ha generado tensiones comerciales con Estados Unidos.
Analistas señalan que esta estrategia podría modificar la presencia global de marcas tradicionales y aumentar la disponibilidad de autos accesibles para los consumidores, aunque también eleva la dependencia de la industria china y complica la competitividad de fabricantes locales.
El fenómeno proyecta que, de continuar esta tendencia, China podría alcanzar un tercio del mercado mundial de automóviles hacia 2030, consolidando su influencia en la movilidad global y marcando un cambio estructural en la industria.


