


En un hecho que refleja la alarmante falta de responsabilidad y el desprecio por la seguridad pública, un conductor de la empresa Trabal, propiedad de Luis Abella y su socio el impugnado Manuel Alonso Cerezo, fue captado en video mientras conducía una unidad pesada y consumía cerveza al mismo tiempo.
Las imágenes, claras y contundentes, evidencian una conducta que pone en riesgo no solo la vida del propio operador, sino también la de peatones, automovilistas y pasajeros que comparten la vía. Conducir un vehículo de gran tamaño requiere atención total, reflejos intactos y juicio sobrio; el alcohol deteriora cada una de esas capacidades, aumentando drásticamente el riesgo de accidentes fatales.
Esta imprudencia no es un caso aislado, sino el reflejo de una cultura de impunidad que se ha instalado en la empresa y en las calles, alimentada por la presunta protección de elementos corruptos de Tránsito Municipal, al mando de Edgar Castro Meza y de Enrique Morales Tolentino.


