La ausencia de acuerdos entre la administración y el personal prolonga el cierre del establecimiento, limita el acceso a servicios y redirige la demanda hacia negocios privados del ramo.
Efraín Hernández
El Buen Tono
Más de 70 días han pasado desde que el personal de la institución prendaria ubicada en Córdoba detuvo labores, sin que hasta el momento exista una postura oficial que permita regularizar el contrato colectivo bajo el cual operan los trabajadores, un vacío que mantiene el conflicto estancado y sin visos de solución.
El desacuerdo ha derivado en el cierre total del inmueble, dejando a los usuarios sin posibilidad de realizar operaciones básicas como empeñar artículos, renovar plazos o recuperar bienes resguardados. Ante este escenario, los empleados han optado por orientar a los clientes para que cumplan con sus refrendos mediante establecimientos comerciales externos, mientras continúa suspendida la atención directa.
La inactividad forzada de esta sucursal ha tenido efectos colaterales en la zona, ya que negocios de empeño cercanos han absorbido a una parte considerable de la clientela que anteriormente recurría a esta institución, generando un desplazamiento de la demanda.


