


De la Redacción
EL BUEN TONO
Amatlán.- El río que serpentea por el vivero de anturios, en el camino entre Río Seco, lleva consigo más que agua: Arrastra desechos, contaminación y el temor de una comunidad que ve cómo su principal fuente de vida se convierte en una amenaza.
Vecinos de Paraje Nuevo denuncian que personas sin identificar están vertiendo desechos en el caudal, el cual desemboca en el río Jabalí -que atraviesa la misma comunidad- y finalmente llega al Atoyac, donde familias locales acostumbran nadar, pescar y recolectar alimento. Hoy, el miedo a contraer infecciones por aguas contaminadas ha cambiado su forma de vida.


