


efraín hernández
EL BUEN TONO
Córdoba.- En Córdoba, Veracruz, el contralor municipal Lauro Ramos Olmos cobra un salario bruto mensual de 93 mil 646 pesos, lo que se traduce en más de 4.4 millones de pesos percibidos durante su gestión de cuatro años. Sin embargo, este alto sueldo no se refleja en resultados, ya que no ha realizado ninguna acción efectiva para frenar la corrupción ni para sancionar a los responsables del desfalco al Ayuntamiento.
Desde que asumió el cargo, no ha citado a ningún exfuncionario ni ha impulsado investigaciones contra los involucrados en desvíos millonarios y daño patrimonial, evidenciando una omisión intencional que lo convierte en cómplice activo de la corrupción. Su total falta de compromiso ha dejado que las denuncias se acumulen sin que se recupere ni un solo peso.
Lejos de ejercer un papel fiscalizador, Ramos Olmos opera como un instrumento político al servicio del alcalde Juan Martínez Flores, protegiendo a los corruptos y garantizando la impunidad. Su silencio cómplice y su inacción sostienen un sistema corrupto que devora los recursos públicos mientras la población sufre las consecuencias. Desde su llegada, no ha citado a ningún exfuncionario de la administración panista de Leticia López Landero, pese a los múltiples señalamientos de desvío de recursos y daño patrimonial. Su cercanía con personajes como Luis Abella Alvarado y Manuel Alonso Cerezo —quienes compraron la alcaldía— revela la red de complicidades que mantienen en el poder a esta élite que saquea sin rendir cuentas. Se espera que Lauro Ramos Olmos continúe embolsándose millones en el próximo cuatrienio, simulando trabajo y blindando el entramado corrupto que asfixia a Córdoba.
Mientras tanto, las calles permanecen destruidas, los servicios públicos son insuficientes y las obras quedan inconclusas, reflejo claro de un gobierno inepto y corrupto, que tiene en Ramos Olmos a uno de sus principales cómplices.

