José Juan
El Buen Tono
CÓRDOBA.- A lo largo de la semana, cordobeses tuvieron que caminar entre bolsas rotas, desechos dispersos y montones de basura acumulada en distintos cruceros. Las calles del centro lucieron sucias y abandonadas, evidenciando el colapso del servicio de recolección y la falta de control por parte del ayuntamiento.
La situación tiene responsables claros. El presidente municipal Juan Martínez Flores dejó sin recursos a Limpia Pública al agotar el presupuesto destinado a esa área antes de terminar el año, lo que provoca falta de combustible, unidades detenidas y rutas sin cubrir. A esta mala administración se suma la incapacidad del coordinador de Limpia Pública, René Mushe Burguette, quien no implementó ninguna estrategia emergente pese a que el problema ha estado creciendo día tras día. La indignación ciudadana va en aumento. Comerciantes y vecinos del centro señalaron que, si las autoridades municipales continúan ignorando el caos, le llevarán la basura directamente al alcalde, incluso a su clínica Santa Elena, como también al parque 21 de Mayo, espacios que —dicen— sí mantiene impecables mientras el resto de la ciudad se hunde en la suciedad.
La crisis en las calles no es aislada ni momentánea: es el reflejo de una administración corrupta que no sabe planear, no supervisa y no responde, dejando a Córdoba convertida en cochinero, como su gobierno.


