

Alejandro Aguilar
El Buen Tono
Córdoba.- Según datos del INEGI, Córdoba se sitúa entre las ciudades más golpeadas por la inflación con un alarmante 5.02%. Este ritmo supera no sólo el promedio del país, sino también a urbes como Guadalajara (4.95%) o Monterrey (4.21). Lo más crítico: parte de esta presión inflacionaria proviene de los propios servicios gubernamentales, cuyos precios han escalado silenciosamente, afectando directamente el bolsillo de los cordobeses.
La economía de Córdoba enfrenta una paradoja dolorosa: mientras el país registra una inflación anual del 4.42%, esta ciudad alcanza el 5.02%, situándose entre las 10 urbes con mayor encarecimiento de la vida según el INEGI. Lo que revelan los datos es aún más preocupante: los propios trámites gubernamentales se han convertido en motores ocultos de esta crisis.
En una comparación del mismo INEGI, revela que las actas certificadas (nacimiento, defunción, matrimonio) pasaron de costar 119 pesos en enero de 2024 a 124 pesos en mayo de 2025: un aumento del 4.2%, superior incluso a la inflación general del periodo.
Pero el golpe más severo lo dan los pasaportes. El de vigencia trienal subió de $2,055 en diciembre de 2024 a $2,130 en mayo de 2025 (3.6%), mientras el de seis años escaló de $2,650 a $2,750 (3.7%). Estos ajustes, aunque parecen marginales en porcentaje, representan erogaciones forzosas para familias que ya enfrentan encarecimientos en alimentos, transporte y servicios básicos.
Estos reajustes, aparentemente pequeños en porcentaje, representan erogaciones catastróficas para familias que ya destinan el 42% de su ingreso a alimentos. Resulta paradójico que los servicios públicos, cuyos costos deberían regularse para proteger el poder adquisitivo, se conviertan en motores inflacionarios. En Córdoba, parte del problema nace de estructuras de costo que transfieren la carga fiscal a los ciudadanos mediante tasas y permisos.
Si bien el INEGI destaca que Córdoba tuvo una variación mensual “moderada” en mayo (0.25%), la tendencia de fondo sigue siendo preocupante. Los trámites burocráticos, lejos de actuar como estabilizadores, reproducen la espiral de precios.
