


De la Redacción
El Buen Tono
Orizaba.- A pesar de que durante años Juan Manuel Diez ha manejado el discurso que la ciudad es una de las más seguras y que incluso se puede caminar por las calles con tranquilidad. La corrupción que impera en la Policía municipal demuestra que su discurso es una falsedad. Dos hechos violentos en menos de ocho días dejaron en evidencia que lo más importante para esta administración es mantener al frente de las corporaciones a mandos dedicados a la extorsión.
El caso más reciente ocurrió este lunes 28, cuando una mujer fue atacada con arma blanca por un indigente que intentó asaltarla. La víctima, comerciante de la zona, terminó herida tras resistirse al robo del dinero de sus ventas. El agresor fue detenido. Los hechos ocurrieron a plena luz del día. En la ciudad más “blindada”.
Esto se suma al asesinato de un hombre la semana pasada en el área de El Mirador, Barrio Nuevo. La víctima, que circulaba en bicicleta, fue interceptada por sujetos armados que le dispararon sin que nadie -ni los casi 500 elementos municipales- lograra siquiera incomodarlos. Luego huyeron como si conocieran de memoria la coreografía de impunidad que tan bien se ensaya en esta ciudad. Ambos casos ocurrieron después de que el alcalde Juan Manuel Diez Francos y su coordinador de Policía Municipal, Mauricio Rafael Sosa García, se jactaron ante medios de comunicación la “efectividad de su operativo de seguridad” y presumieron que es la ciudad más segura del estado, cuando claramente la realidad demostró lo contrario, que incluía drones, patrullas, módulos y elementos estratégicamente colocados para que se vean… pero no para que actúen.
Lo que sigue funcionando, eso sí, son los discursos: frases como “garantizar la seguridad”, “trabajo coordinado” y “cero impunidad”, se repiten como mantra en cada rueda de prensa, mientras la ciudadanía acumula miedo y los delincuentes acumulan territorio.


