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Del sueño con Obama a la pesadilla con Trump

Superiberia

POR: LUIS CAMBUSTON / COLUMNISTA

DACA y DAPA son siglas sin significado en México, pero para nuestros paisanos al Norte de la frontera tienen un significado importante. DACA es la acción diferida para menores. DAPA es para los padres de esos menores.

Ante la imposibilidad de pasar una reforma migratoria integral, dada la oposición del liderazgo republicano en el Congreso, el presidente Obama firmó DACA como una Acción Ejecutiva. DACA “Deferred Action for Childhood Arrivals” o Acción Diferida para los que llegaron en la niñez, es la promesa de no deportación y la expedición de permisos de trabajo para niños y jóvenes que llegaron a los Estados Unidos antes de cumplir 16 años, que están en la escuela, se graduaron de preparatoria o sirvieron en las Fuerzas Armadas. Las Acciones Ejecutivas de los presidentes no necesitan aprobación del Congreso, pero pueden ser eliminadas por el siguiente Mandatario.

DAPA, DACA para los padres de menores que llegaron en la niñez, fue bloqueada por los republicanos en las cortes.

La escena de niños llorando se repitió a través del País el día nueve de noviembre, todos los menores indocumentados o hijos de indocumentados despertaron con la noticia de que lo que hasta el día anterior era imposible se había hecho realidad. Los que más tienen que perder siguieron de cerca el discurso anti-inmigrante de Trump, seguido del comentario casi unánime de los expertos de que nunca llegaría a la Casa Blanca.

Trump ha prometido eliminar DACA en su primer día como presidente. De ser así, muchos receptores de DACA temen pasar del lugar privilegiado que ocupaban con Obama, al de mayor riesgo, muchos se repiten ‘el gobierno tiene nuestra información y sabe dónde vivimos’. De la noche a la mañana, DACA pasó de ser una fuente de tranquilidad a la causa de mayor temor.

Ochocientos mil jóvenes se registraron en DACA. Se dice pronto, ochocientos mil es la población de la ciudad de Chihuahua, incluyendo recién nacidos y ancianos…

¿Cómo se deporta a ochocientos mil jóvenes? No sabemos, no importa. La deportación no es lo peor, lo peor es la zozobra. Son jóvenes, son inteligentes, son capaces de forjarse un buen futuro en nuestra América Latina, pero mientras ese día llega, si es que llega, viven en la zozobra, preguntando si mañana verán a sus amigos, o tendrán que abandonar su escuela, o su trabajo o a sus hermanos menores. Esa es la peor pesadilla, la espera diaria, el no saber.

Angustia, toda la angustia, se reporta gran aumento en casos de úlceras, depresión y hasta intentos de suicidio. También se reportan jóvenes crueles, racistas, cantando ‘the wall, the wall’ el muro, el muro.

Esa es la realidad en la que viven nuestros paisanos jóvenes, cuyo grave delito es no haber soltado la mano de sus padres que decidieron emigrar al País del Norte en busca de mejores oportunidades. Menores para los que en la mayoría de los casos México no es más que una referencia geográfica, jóvenes que crecieron prometiendo lealtad a la bandera de los Estados Unidos y a la República que representa.

En su último discurso, antes de la elección, Michelle Obama habló de “Decencia Común Básica”, ese debería ser el título de DACA, Decencia Común Básica y es que perdonar a jóvenes por un crimen que no cometieron, evitar su deportación a un País que no conocen, ofrecerles ser iguales a sus compañeros de banca son acciones que tienen que ser descritas así. Cancelar DACA mostraría una vez más, la ausencia de valores humanos del Presidente electo.

Un adulto indocumentado que decidió cruzar la frontera normalmente trabaja con papeles falsos, prestados, es difícil de identificar. Un menor que no decidió dónde crecer y aprovechó la promesa de DACA le mostró a su empleador papeles auténticos. Si Trump deroga DACA, lo menos que puede pasar es que pierda un trabajo en el que en la mayoría de los casos ha ganado ascensos y el respeto de sus compañeros.

La página web de preguntas frecuentes de DACA en español especifica: “Esta política, que puede ser modificada, sustituida o rescindida en cualquier momento sin previo aviso, no tiene por objeto, no invoca y no podrá ser invocada para crear cualquier derecho o beneficio, sustantivo o procesal, exigible por ley por cualquiera de las partes en cualquier cuestión administrativa, civil o penal.”

La única esperanza es apelar a la decencia común básica de quien ha demostrado una y otra vez, a lo largo de su campaña y en la elección de sus colaboradores, no conocer el sentido de esas palabras.

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