De la Redacción
El Buen Tono
Córdoba.- La sombra de la ineficiencia continúa proyectándose sobre el Registro Civil de Córdoba, sigue la escasez de formatos y la oficina repite el mismo guión: colas interminables, restricciones arbitrarias y un desabasto que vulnera derechos básicos. Hoy, el acceso a un acta de nacimiento exige madrugar, esperar horas y conformarse con una sola copia por persona.
Desde las 5:00 a.m., decenas de personas se agolpan frente al edificio. El objetivo: una de las 50 fichas diarias que reparte la oficina. Quienes llegan después de las 7:00 a.m., regresan con las manos vacías. “Vine por actas de mis dos hijos, pero sólo me dieron una. Mañana repetiré este viacrucis”, relata una madre de familia. La norma es un acta por persona, la cual ignora realidades como inscripciones escolares o trámites médicos urgentes.
El personal atribuye la limitación a la “falta de papel oficial”, supuestamente responsabilidad del Gobierno del Estado. Sin embargo, no existe ningún comunicado oficial que confirme este desabasto. Mientras, el titular Omar Bautista, a quien se le vio en las campañas del candidato ilegítimo e impugnado Manuel Alonso Cerezo, insiste en culpar a la Dirección General del Registro Civil en Xalapa. La burocracia, así, se convierte en un círculo perfecto: nadie asume la culpa, todos la redistribuyen.
Y en las filas, crece el malestar por prácticas turbias. “Algunos ofrecen ‘lugares prioritarios’ por 200 pesos”, denuncia un anciano que prefirió el anonimato. Otros hablan de trámites “agilizados” mediante contactos internos. Estas acusaciones de corrupción, aunque sin pruebas documentales, reflejan la desconfianza en un sistema que obliga a la ciudadanía a competir por un servicio público.
El 18 de febrero, este mismo escenario provocó manifestaciones. Entonces, el registro sólo entregaba 25 fichas diarias para copias certificadas, insuficientes para una demanda triple.
Los empleados reconocieron entonces que el colapso era estatal: “En Cuitláhuac ya ni atienden”, admitió una trabajadora.
Hoy, pese al cambio de cifras, se entregan 50 fichas, la esencia es idéntica: atención raquítica, recursos inexplicablemente escasos y vulnerables, personas de la tercera edad y personas con discapacidad, esperando de pie.
