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Desfalco y negligencia: Presidente municipal deja sin pago a trabajadores

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EL BUEN TONO
Ciudad Mendoza, Ver.- La administración saliente de Camerino Z. Mendoza cierra con un fuerte desorden financiero y una falta absoluta de responsabilidad pública. El presidente municipal Héctor Rodríguez Cortés dejó prácticamente vacías las arcas municipales, incumpliendo con una de las obligaciones laborales más básicas: el pago de aguinaldos a trabajadores y ediles, derecho garantizado por la ley y que debe cubrirse sin excusas ni condiciones.

Pese a ello, los empleados fueron informados de que “no hay dinero”, quedando en la incertidumbre y a la espera de un supuesto “milagro” para que el Ayuntamiento pueda cumplir con sus compromisos más elementales. Mientras tanto, el alcalde se desentiende del colapso administrativo que deja atrás y, de acuerdo con señalamientos internos, planea pasar la Navidad fuera del país, en el norte, disfrutando vacaciones pagadas de facto con recursos públicos mal administrados.

Este vacío financiero no es menor ni accidental. Durante su gestión, Rodríguez Cortés presumió obras “emblemáticas”, aunque en los hechos gran parte de las calles quedaron en condiciones deplorables, como si el presupuesto se hubiera disuelto en una producción de ciencia ficción. Las principales vialidades exhiben baches, remiendos y abandono, contradiciendo la narrativa oficial de una administración eficiente.

La incongruencia es aún mayor: mientras trabajadores municipales no tienen garantizado su aguinaldo, integrantes del cabildo salen con las manos llenas. Propiedades, vehículos y beneficios acumulados contrastan con la precariedad que enfrentan quienes realmente sostienen el funcionamiento del Ayuntamiento.

A esto se suma un elemento más oscuro: versiones internas apuntan a que el alcalde electo habría pactado con Rodríguez Cortés, facilitándole recursos durante la campaña, y que ahora ese mismo dinero sería utilizado para cubrir nómina y aguinaldos. Una operación que, de confirmarse, no solo exhibiría tráfico de favores, sino también la normalización de prácticas que vulneran la transparencia, la ética pública y el uso legal de los recursos.

La administración que termina deja un municipio endeudado, trabajadores burlados y una ciudadanía agraviada. El daño está hecho. Falta ver si las autoridades correspondientes tendrán la voluntad de revisar a fondo el manejo financiero de Rodríguez Cortés o si, como tantas veces, el costo de la corrupción volverá a recaer sobre quienes menos tienen.

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