


Efraín Hernández
El Buen Tono
Córdoba.- A un año de que el Ayuntamiento de Córdoba informara la instalación del Organismo de Bienestar Animal, este terminó en un rotundo fracaso.
Bajo la responsabilidad de la regidora cuarta, María Luisa Martínez Ramírez, dicho ente operó de forma limitada, sesionando apenas en dos o tres ocasiones, sin que se conozcan los acuerdos tomados ni las propuestas planteadas.
Hasta ahora no se ha transparentado quiénes lo integraron ni qué funciones desempeñaron. Tampoco existe registro público de sus actividades. Lo único evidente es su inacción y el desinterés oficial por sostener su funcionamiento. La falta de información, así como la ausencia de resultados, reflejan un ejercicio opaco y carente de seguimiento.
Pese a los discursos que buscan resaltar la supuesta relevancia del consejo, no hay indicios de que haya tenido algún impacto en la prevención o atención del maltrato hacia los animales en el municipio. El proyecto se diluyó desde sus primeras reuniones, sin metas concretas y sin respaldo alguno.
El gobierno municipal ha incumplido su deber en protección animal: sin programas de esterilización, sin atender denuncias y con una comisión, encabezada por María Luisa Martínez, que nunca implementó mecanismos de vigilancia ni acciones concretas.
Este abandono institucional provocó la desintegración del consejo sin rendición de cuentas, colapsando el sistema y dejando indefensos a miles de animales, además de desamparar a rescatistas y veterinarios.

