La pesadilla que comenzó el pasado 5 de julio en la colonia La Loma, en la capital hidalguense, comienza a cerrarse con la captura de los dos últimos prófugos involucrados en el atroz crimen de dos agentes de investigación del estado, perpetrado por una secta satánica identificada como “Angelito Negro 666”.
Los hechos ocurrieron dentro de una capilla dedicada al culto, donde los oficiales Víctor Monroy y Paulino Castañeda fueron privados de la libertad, brutalmente torturados y finalmente asesinados, tras acudir a entregar una orden de restricción contra un presunto agresor de pareja. Los responsables: seis fanáticos seguidores de esta secta, de los cuales ya han sido detenidos y vinculados a proceso.
El gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca Salazar, confirmó la detención de los dos últimos integrantes que permanecían prófugos, con lo que se cierra el círculo en este caso que ha estremecido a la entidad. “Se ha hecho justicia”, declaró el mandatario, quien además lamentó los constantes ataques recientes contra elementos de investigación.
Tan solo en las últimas dos semanas, se han registrado tres ataques violentos contra policías de investigación en el estado, dejando como saldo cinco personas más detenidas. Uno de los casos más graves ocurrió en el municipio de Tizayuca, donde un grupo armado agredió a balazos a dos agentes, una perita y un abogado particular, durante una diligencia en la colonia El Cid, el pasado 11 de julio.
El gobernador Menchaca subrayó que estos hechos demuestran el alto riesgo que enfrentan los cuerpos de seguridad. “Cada intervención que realizan los policías, por más rutinaria que parezca, implica un riesgo real. Hoy más que nunca debemos reconocer su valentía y compromiso”, afirmó.
Este caso, que ha dejado una huella de horror en la sociedad hidalguense, no solo revela el grado de violencia con el que operan ciertos grupos fuera del orden legal, sino también la necesidad urgente de reforzar la protección y el respaldo a los agentes que trabajan en la procuración de justicia.
