Nayeli Ríos
El Buen Tono
Fortín.- A menos de tres meses de concluir su mandato, Gerardo Rosales Victoria deja un municipio marcado por el abandono y la corrupción. La prolongación de la avenida 16, junto a la carretera Fortín–Huatusco, es el ejemplo más evidente del fracaso: baches que parecen cráteres y calles sin mantenimiento muestran la incapacidad de un gobierno que prometió desarrollo y seguridad.
A pesar de recibir 270 millones de pesos anuales en participaciones federales, el alcalde y su equipo permitieron que las calles se deterioraran, mientras priorizaban contratos exprés y asignaciones discrecionales. Los recursos públicos, en lugar de mejorar la infraestructura, terminaron concentrados en obras infladas o inconclusas, lo que generó sospechas sobre el manejo de las finanzas.
Vecinos reportan daños constantes a vehículos y accidentes de tránsito provocados por socavones que se multiplican por toda la ciudad, sin que el ayuntamiento ofrezca soluciones. La falta de acción refleja una administración sin rumbo, que abandonó la planeación urbana y el cuidado básico de la ciudad.
En paralelo, el director de Obras Públicas, Enrique Gaspar Falcón, enfrenta señalamientos por su complicidad en el mal uso de los recursos, al autorizar proyectos que nunca se concluyeron. Fortín cierra el sexenio con calles llenas de baches, una deuda creciente y una ciudadanía cada vez más frustrada ante la corrupción de quienes debieron garantizar progreso y bienestar.
