AGENCIA
CDMX.- Ya casi llega el Día de Muertos, y con él, las historias que hacen temblar hasta al más valiente. En la Ciudad de México, entre los árboles del Bosque de Chapultepec, existe una casa que pocos se atreven a visitar: La Casa de la Tía Toña.
Cuentan que allí vivía una mujer adinerada, viuda y sin hijos, que decidió abrir las puertas de su hogar a varios niños huérfanos. Al principio, todo parecía un acto de bondad… hasta que los pequeños comenzaron a causar destrozos, romper muebles y robarle dinero.
Dicen que una noche, la paciencia de la mujer se rompió. En un arranque de furia, la Tía Toña atacó a los niños y acabó con sus vidas. Luego, para ocultar su crimen, arrastró los cuerpos hasta un río cercano y los arrojó al agua. Al recobrar la razón, atormentada por la culpa, se encerró en su habitación y se quitó la vida.
Desde entonces, nadie ha logrado permanecer mucho tiempo dentro de esa casa. Los vecinos aseguran que se oyen risas de niños, pasos que suben las escaleras y el llanto de una mujer que repite una y otra vez los nombres de los pequeños. Otros dicen que si entras al lugar después de medianoche, sentirás cómo una mano helada te empuja hacia el río.
La casa sigue ahí, escondida entre la maleza, en la calle Cumbre de Acultzingo #199. Algunos curiosos intentan encontrarla cada año, pero no todos regresan con el mismo rostro. Porque dicen que quien escucha el susurro de la Tía Toña… nunca vuelve a dormir tranquilo.
