En el Día del Payaso destaca la historia de “Galletita de Café”, quien desde 2015 convirtió la alegría en una forma de expresión y crecimiento personal.
Efraín Hernández
El Buen Tono
En el marco del Día del Payaso sobresale la trayectoria de Gabriela Jazmín, creadora del personaje “Galletita de Café”, cuya experiencia demuestra que ser payaso no solo es divertido, sino también una vía para comunicar ideas, enfrentar desafíos y transformar la manera de ver la realidad. Su camino resume cómo el humor puede convertirse en una herramienta para sanar y conectar con el público.

El nacimiento de su carrera artística ocurrió en 2015, cuando improvisó su primer show arriba de un camión en Tuxtepec, Oaxaca. Lo que empezó como la venta de galletas se convirtió, de manera inesperada, en la puerta de entrada a un mundo donde la creatividad, la crítica social y la risa se entrelazan para generar momentos inolvidables. Desde entonces, su personaje ha evolucionado sin perder frescura ni espontaneidad.
A lo largo de 12 años dedicados al clown, ha recorrido distintas regiones del país para perfeccionar su estilo, consciente de que en esta disciplina el aprendizaje es permanente. En sus inicios fue presentada como “Galletita Rancia”, pero al regresar a Córdoba decidió adoptar el nombre “Galletita de Café”, identidad que hoy la distingue en cada presentación. Además, su personaje extrovertido contrasta con la personalidad reservada de Gabriela, lo que le permite explorar emociones y romper barreras.


