AGENCIA
Miami.- Mientras Morena se presenta como un partido que defiende la austeridad y la cercanía con el pueblo, uno de sus diputados más visibles, Arturo Ávila Anaya, vocero parlamentario del partido en San Lázaro, demuestra todo lo contrario. El pasado 8 de marzo de 2024, Ávila cerró la compra de una lujosa mansión valuada en 4.15 millones de dólares en una de las comunidades privadas más exclusivas de San Diego, California: Fairbanks Ranch, Rancho Santa Fe.
La operación quedó registrada oficialmente en el condado de San Diego, con Ávila y su esposa como compradores. Además de adquirir la propiedad, el legislador pactó una hipoteca directa con el vendedor por 1.95 millones de dólares, sin intervención bancaria, lo cual es legal, pero poco común y cuestionable en términos de transparencia financiera. Sorprendentemente, en su declaración patrimonial del cuarto trimestre de 2024, el diputado reportó un adeudo relacionado de apenas 1.6 millones de pesos mexicanos (alrededor de 83 mil dólares), lo que implica que liquidó casi 1.85 millones de dólares en tiempo récord.
Pese a que mencionó en su declaración poseer varias propiedades, Ávila omitió detalles clave como el valor y ubicación de los inmuebles, así como información de empresas en las que es socio mayoritario. Estas omisiones dificultan fiscalizar con claridad la congruencia entre su ingreso como funcionario público y sus movimientos financieros.
El caso, revelado por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), ha sido minimizado por el propio diputado, quien en redes sociales ironizó sobre la investigación, reduciendo las observaciones a un “descubrimiento de absolutamente nada” y justificando su riqueza con su pasado como empresario.
Sin embargo, más allá de la legalidad, el hecho pone en evidencia la profunda contradicción entre el discurso oficial de Morena y la conducta de algunos de sus representantes. ¿Dónde queda la promesa de vivir en la justa medianía? ¿Qué clase de mensaje se envía a la ciudadanía cuando uno de sus legisladores presume una mansión en Estados Unidos mientras millones de mexicanos enfrentan la pobreza?
Arturo Ávila no solo traiciona la narrativa de austeridad de Morena; también socava la credibilidad de un partido que dice combatir el privilegio y la corrupción. Su caso es un claro ejemplo de cómo el poder político y el dinero siguen caminando de la mano, incluso en los gobiernos que prometieron lo contrario.
