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Director del DIF y su “doble vida”

Superiberia

Orizaba.- Envuelto en un escándalo por un segundo juicio de divorcio y recientemente haber embarazado a una trabajadora del DIF municipal, Carlos Castillo Arriola llega a su segundo año como director del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia enarbolando la peor “doble cara” que se le puede dar a las familias orizabeñas.

Sonriendo para la foto y cortando listones, “Charly Castle” como se hace llamar en redes sociales, es uno de los lastres que arrastra el alcalde Igor Rojí, quien ha negado en foros públicos el haber dado cargos a funcionarios por compromisos de campaña; sin embargo, el actual director del DIF llegó después de que se lo incrustaron a Rojí cuando era candidato y luego le exigieron que le dieran una Dirección como pago de favores políticos.

En el marco del Segundo Informe del DIF, las voces inconformes de los ciudadanos se han levantado, pues ven una incongruencia entre las cifras alegres de la presidenta Marianna Díaz Abascal y lo que ya es público: que la “cara bonita” del Ayuntamiento es un rostro de terror que abusa de las mujeres, cambia de personalidad constantemente y aún siendo tolerado por el Alcalde y su esposa, tiene una naturaleza traidora.

El embarazo y la relación que sostiene con la trabajadora del DIF han sido encubiertos para no dañar la imagen de la esposa del Alcalde, mientras que los divorcios y engaños a sus parejas cada día son conocidos por los orizabeños que narran lo que sufrieron las afectadas.

La doble cara es su modo de vida, basta con preguntarle a sus ex esposas y también a los actores políticos con quienes se ha parado el cuello y luego les ha dado una puñalada por la espalda.

Lo cierto es que ignora por completo el sano desarrollo familiar, pues se promueve como especialista en videos, fotografía, marketing y diseño, área en la que se desempeñó durante la campaña de Igor Rojí; mientras el DIF navega a la deriva encabezado por la inexperiencia y la prepotencia de un hombre acostumbrado a no respetar a las mujeres.

El último abuso lo cometió en Chicago, donde presumió constantemente una vida feliz y terminó engañando a su pareja, de la cual se está divorciando para anunciar una nueva boda.

Tratando de ocultar inmediatamente su pasado, en los dos años de administración municipal ha cambiado tres veces sus cuentas de Facebook y las ha cerrado para darle paso a una nueva vida digital, porque en la vida real a nadie se le olvidan las tropelías de quien diariamente atiende niños, mujeres y personas vulnerables.

Del original “Carlos Castillo” se cambió el nombre por “Viktor Rolf” y ahora es “Charly Castle”; sin embargo, las familias orizabeñas no se dejan engañar y más allá de lo que presuma en sus redes hoy saben que la “cara bonita” del DIF es una simple máscara de infidelidades, traiciones y abusos a los mismos que proclaman ayudar.

Y como la ineficiencia es el sello de muchos directores municipales, tanto novatos como otros que llevan más de una década en el Palacio Municipal, Carlos Castillo se atreve a dar consejos a los padres para que vigilen el uso que sus hijos le dan a las redes sociales.

“Lo importante es que los jóvenes aprendan a usar sus redes, que no publiquen todo como a dónde van, qué hacen y más”, declaró en reciente entrevista.

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