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DISTANCIAMIENTO

Superiberia

Todos esperaban la visita presidencial de ayer, no tanto porque sea un gusto tener al mexiquense Enrique Peña Nieto en tierras jarochas sino porque la misma sería un mensaje político en el contexto  postelectoral  de Veracruz. El morbo carcomía para ver el trato que el ocupante de Los Pinos le dispensaría al Gobernador en turno, Javier Duarte de Ochoa, luego de la polémica  levantada a nivel nacional tras la derrota del PRI el pasado 5 de junio y las denuncias penales que pesan sobre la administración estatal.

Y la duda se despejó. No es necesario un añadido verbal  para confirmar el distanciamiento que hay con el presidente Enrique Peña Nieto. En la ceremonia de graduación de cadetes de la Escuela Naval en Antón Lizardo, el Gobernante veracruzano fue sentado a tres  lugares de Peña Nieto,  cuando tradicionalmente los gobernadores anfitriones están a su lado o solo separados por un sitio.  Tampoco le fue permitido estar cerca de Peña Nieto en los actos previos al evento principal, como la inauguración de una biblioteca virtual en el mismo colegio.

Así, los Pinos marcan distancia del gobernante de Veracruz, es lo evidente y ningún argumento lo puede negar. Por cierto, Duarte de Ochoa concedió una entrevista al periódico El Universal que fue publicada ayer mismo y en la misma  insiste en mantener relaciones “extraordinarias” con el presidente Peña Nieto, pero éstas no se vieron durante la gira de Alvarado.  Es más, ayer mismo la Auditoria Superior de la Federación (ASF) presentó una denuncia más contra el Gobierno de Veracruz por simular la devolución de 4 mil 770 millones de pesos. De los 14 gobiernos estatales denunciados, Veracruz encabeza la lista con más recursos desviados.

En el mismo contexto postelectoral, ya se anticipó que  Duarte de Ochoa no acudirá a la ceremonia del día primero de diciembre en la sede del Congreso Local, donde el panista Miguel Ángel Yunes Linares rendirá protesta como gobernante bianual. Será, pues, la primera vez en la historia reciente de la entidad en la que un gobernante de Veracruz no acude a ‘entregar la estafeta’ a su sucesor.

Fue el secretario general de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, quien ante la prensa explicó  que jurídicamente no hay la obligación de Duarte de Ochoa para asistir personalmente a la toma de protesta del nuevo mandatario. Y tiene razón, no es una obligación legal, pero si un asunto de formas y diplomacia. Los mismos priistas acuñaron esa frase de que en política se deben tragar sapos y escupir flores, pero en Veracruz el protocolo se romperá, según lo anticipado.

Nunca había sucedido algo así, si acaso hubo silencios y malas caras, como en la última ceremonia de transferencia de poder donde el Gobernador saliente no comulgaba con el entrante que fue hace veinte años. El  primero de diciembre de 1998, Patricio Chirinos entregó el poder al que no era su candidato, el magnate Miguel Alemán Velasco, quien a la ceremonia invitó al exgobernador cordobés, Dante Delgado Rannauro, encarcelado durante su sexenio.

La asistencia de Delgado Rannauro fue un puyazo del nuevo gobernante hacia su antecesor. Obvio, Chirinos y Dante Delgado, ni siquiera se saludaron, pero no se extravió el protocolo ni la decencia política. El gobernante saliente fue testigo de la unción de Miguel Alemán y al terminar se trasladó al aeropuerto de El Lencero para tomar un vuelo a la Ciudad de México y desde entonces no ha regresado a la entidad.  Todo parece indicar que ahora ni siquiera entregara las llaves del Palacio en Xalapa.

LA PRIMERA

También en el tema electoral, la semana cierra con la anulación de la elección para diputado en el Distrito 26 con cabecera en Cosoleacaque, misma que había sido ganada por la candidata del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena),  María del Rocío Pérez Pérez,  al derrotar a la priista Carla Enríquez Merlín, por una diferencia de 467 votos. El Revolucionario Institucional impugnó el resultado avalado por el Órgano Público Local Electoral (OPLE), ante el Tribunal Electoral de Veracruz (TEV), y el fallo fue anular toda la elección distrital.

El triunfo de Morena en Cosoleacaque era parte de las hazañas que el partido de Andrés Manuel López Obrador había logrado en Veracruz, pues la candidata del tricolor, Enríquez Merlín,  no sólo es hija de la actual Diputada Local por ese Distrito, Gladys Merlín Castro -y fue financiada con dinero público- sino que es nieta de quien lleva más de cuatro décadas encabezando uno de los cacicazgos más feroces del Sur del Estado, Heliodoro Merlín Alor, conocido como “El último Cacique del Sur”.

Rocío Pérez, comunicadora egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (Facico) –en la generación 1986-1990-  derrotó no solo a los mapaches del PRI, sino a los pistoleros de la familia Merlín. Su victoria fue histórica, resultado del hartazgo de la ciudadanía por los priistas y el imperio bárbaro de Merlín Alor. Seguramente Rocío Pérez volverá a enfrentarse al cacicazgo de Los Merlín si es que hay elecciones extraordinarias, pues la dirigencia de Morena ha anticipado que impugnará el dictamen del TEV ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tepjf).

Pero la anulación de los comicios en Cosoleacaque pone a temblar a varios diputados electos que están impugnados y en cuyos distritos hay elementos suficientes para revertir resultados, o en su caso también declarar la nulidad de las elecciones. Las otras demarcaciones donde se esperan fallos similares son:  San Andrés Tuxtla y Córdoba, porque los resultados son ampliamente cuestionados. En el primero, el Instituto Nacional Electoral (INE) confirmó que el priista Vicente Benítez, rebasó en más del 100 por ciento los gastos de campaña y ese es motivo incluso para anular su candidatura y por ende, su ‘triunfo’.

En Córdoba, la ‘victoria’ de Juan Manuel del Castillo es por una diferencia de 15 votos, es decir, mucho más pequeña que la de Cosoleacaque. Por si fuera poco, ambos exfuncionarios estatales –Benítez exoficial mayor de la SEV y extesorero estatal, y Del Castillo exsubsecretario de Finanzas. Así, si no les quitan la curul en los tribunales electorales seguramente lo harán por medio de juicios de procedencia una vez iniciada la nueva Legislatura.

CASO EXTRAÑO

A ocho días de que fue reportada la desaparición en  París del profesor universitario José Luis Zamora Valdés, la prensa francesa apenas comenzó hacer eco de la campaña de búsqueda lanzada por familiares y amigos. La noticia fue divulgada la tarde del martes en las ediciones digitales de los periódicos Le Parisien –el primero en abordarla-, Le Figaro y 20 Minutes, en las que también se publicaron las direcciones en  las redes sociales para recibir información sobre el paradero del catedrático.

Le Parisien, diario que circula en la llamada Isla de Francia, es decir París y la zona metropolitana, tituló la nota: “Un profesor mexicano desaparece misteriosamente en París” e informa que ya existe una denuncia en el comisariado de Policía del Distrito 12 presentada por una amiga de Zamora Váldes,  quien fue la que acudió a la embajada de México a hacer el primer reporte sobre  la ausencia del maestro de la Universidad Veracruzana (UV).

Según la embajada mexicana, cita el rotativo, un hermano del profesor desaparecido, de nombre Alberto Zamora llegará a París en las próximas horas para unirse a la búsqueda, mientras que se han girado peticiones de colaboración a representaciones diplomáticas de otros países europeos para extender la búsqueda más allá de Francia. Por su lado, Le Figaro, retoma la nota difundida por Le Parisien y agrega que Zamora estuvo de vacaciones en España desde mediados  de julio, hizo escala en París donde haría una correspondencia aérea en su viaje a México, pero no abordó el avión.  

Al parecer fue víctima de un robo, por lo que tramitó la reposición de su pasaporte en la embajada de México, algo que ya se había divulgado en Veracruz.  En tanto, 20 Minutes pone como encabezado: “París: desaparición inquietante de un profesor mexicano”, y retomando la información de Le Parisien agrega que cuando fue agredido y le robaron su equipaje –donde tenía sus documentos personales- tuvo que ser hospitalizado por las heridas sufridas, pero no abunda más.

Por su parte, la comunidad mexicana en París ha lanzado también una campaña de búsqueda por medio de las Redes Sociales. La página en Facebook denominada “Mexicanos en París” colocó el anuncio del profesor desaparecido en su portada e incluso los  miembros de esa comunidad se han ofrecido para pegar carteles en las calles parisinas con la fotografía y datos de Zamora Valdés. 

Es por demás destacar, como lo hacen todos los radicados en la Ciudad Luz, lo extraño del caso, pues es inaudito que alguien pueda desaparecer en París y sobre todo en el barrio 12, uno de los más céntricos de la ciudad. En el centro de París cualquier persona  puede caminar durante la noche o la madrugada sin riesgo. Vaya, es más peligroso andar de día en sitios de mucha afluencia turística –por los robos de teléfonos celulares y  carteras, aunque no es algo extremo- que andar por las calles de noche. Entonces, a la extrañeza se une la especulación de que pudiera estar herido en algún nosocomio. En fin, demasiado misterio.

Lo preocupante del caso es también que la burocracia en la Embajada de México en Francia es peor que cualquier oficina gubernamental en territorio mexicano. Nada se mueve, ni siquiera el viento,  en las oficinas diplomáticas de México, incluyendo el consulado. Los empleados y funcionarios que allí laboran son las personas más apáticas e indolentes, según el testimonio de los mexicanos que por algún motivo han tenido que parar en esas oficinas. Peor aún, actualmente son  vacaciones de verano y los empleados de la sede diplomática disminuyen su labor al mínimo.

Ejemplo de lo anterior es que el embajador mexicano, Juan Manuel Gómez Robledo, ni siquiera se encuentra en la capital Gala y solo el viernes pasado se ocupó del caso, pero a través de las Redes Sociales. En su cuenta de Facebook reprodujo el pasado 5 de agosto la información que ya se sabía. Por ese lado, la búsqueda del profesor Zamora no tendrá éxito si no  hay una presión directa en México hacia la Secretaría de Relaciones Exteriores o el Senado de la República, que es el ente que supervisa muchas de las acciones de dicha

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