José Juan López
EL BUEN TONO
Córdoba.– El alcalde Juan Martínez Flores ha permitido que instalaciones públicas operen como negocios particulares. Prueba de ello es el gimnasio municipal “Unidad y Trabajo”, actualmente controlado por su hija Jessica Martínez y su yerno Rogelio Morales Zamudio, quienes impulsan una liga de basquetbol que opera sin autorización legal, con la protección del titular de Comude, Rosalío Martínez Armillas.
Documentos obtenidos vía transparencia, como el oficio CMD/025/2025 fechado el 4 de septiembre, confirman que únicamente una liga municipal de basquetbol tiene autorización vigente. Sin embargo, en la práctica operan dos torneos: uno oficial y otro paralelo, sin convenio ni aval institucional.
El presidente de esta liga alterna, Guillermo Medina, declaró pagar tres mil pesos mensuales por el uso del gimnasio. No obstante, el propio coordinador de Comude negó categóricamente dicha versión, y no existe registro oficial de contrato, recibo o autorización alguna. Esta irregularidad revela un esquema de uso discrecional de instalaciones públicas para beneficio privado.
A tres meses de que concluya la administración municipal, las denuncias por corrupción, desvío de recursos y nepotismo en el ámbito deportivo se acumulan. Funcionarios como Rosalío Martínez Armillas —más leales al alcalde que a la ley— permiten que instalaciones municipales sean controladas por intereses personales.
Lejos de promover el deporte comunitario, el gimnasio “Unidad y Trabajo” se ha convertido en sede de una liga fantasma que excluye a la ciudadanía y vulnera el principio de equidad en el acceso a espacios públicos. Esta práctica de influyentismo refleja el uso patrimonialista del poder que ha caracterizado a la gestión de Martínez Flores.
Mientras cientos de jóvenes y deportistas esperan turnos para entrenar o participar en torneos regulados, una estructura paralela sigue operando sin consecuencias, protegida por el círculo cercano del alcalde.
