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El agua embotellada contiene microplásticos que se liberan al abrir y usar las botellas

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AGENCIA

Nacional.- Un estudio reciente reveló que el consumo habitual de agua embotellada implica la ingesta involuntaria de microplásticos y nanoplásticos, partículas invisibles que se desprenden del propio envase y que pueden representar un riesgo potencial para la salud.

La investigación, publicada en la revista científica Journal of Hazardous Materials, señala que las botellas fabricadas con plástico PET y las tapas de polietileno se degradan con el uso cotidiano, liberando fragmentos microscópicos directamente al agua. Este proceso ocurre desde el momento en que se desenrosca la tapa y se intensifica con acciones comunes como apretar el envase, reutilizarlo o exponerlo al calor y al sol.

De acuerdo con el estudio, una persona que consume exclusivamente agua embotellada puede ingerir hasta 90 mil partículas de plástico al año. En contraste, quienes beben agua potable no envasada ingieren alrededor de 4 mil partículas en el mismo periodo, una diferencia considerable que pone en evidencia el impacto del envase como principal fuente de contaminación.

Los investigadores explican que la fricción al abrir y cerrar la botella, así como la presión ejercida sobre el plástico, genera grietas microscópicas que facilitan el desprendimiento de microplásticos. La exposición al calor acelera aún más la degradación del material, aumentando la presencia de nanoplásticos en el líquido.

La principal preocupación radica en el tamaño de estas partículas. Los nanoplásticos son lo suficientemente pequeños para atravesar barreras biológicas y acumularse en órganos como el hígado, los riñones e incluso el cerebro. Diversos estudios científicos los vinculan con procesos inflamatorios, alteraciones hormonales, posibles afectaciones neurológicas, problemas reproductivos y un mayor riesgo de enfermedades crónicas asociadas al estrés oxidativo.

Especialistas advierten que la exposición continua a estos contaminantes podría tener efectos a largo plazo en la salud, aunque la investigación sobre sus consecuencias aún está en desarrollo.

Ante este panorama, expertos en salud recomiendan reducir el consumo de agua embotellada y optar por agua purificada sin envase plástico. También sugieren utilizar recipientes de vidrio o acero inoxidable, evitar la reutilización de botellas desechables y disminuir el uso de plásticos de un solo uso.

El estudio subraya que, aunque la contaminación por microplásticos es un fenómeno extendido, modificar hábitos cotidianos puede reducir de manera significativa la exposición y contribuir tanto a la protección de la salud como a la disminución del impacto ambiental.

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