


DE LA REDACCIÓN
EL BUEN TONO
XALAPA.- La trayectoria de Manuel Huerta Ladrón de Guevara en la política veracruzana ha estado ligada desde sus inicios al conflicto, el chantaje y las negociaciones en lo oscuro. Fundador de la UCISV-Ver en 1984, se centró en la invasión de terrenos, presionando con marchas y bloqueos para obtener beneficios personales disfrazados de gestiones populares.
Durante años mantuvo vínculos con distintos actores del poder, incluidos los gobiernos priistas y panistas, lo que le permitió construir una red de influencias y beneficios. Se le recuerda por sus acercamientos con los Yunes Linares, con quienes negoció desde su paso por el PRD.
En su carrera legislativa y partidista, ha sido dos veces diputado plurinominal y ocupó la dirigencia estatal de Morena, junto con Gloria Sánchez Hernández. Fue uno de los principales impulsores de Cuitláhuac García como candidato a gobernador, sin embargo, una vez fortalecido políticamente, Huerta se distanció y buscó protagonismo.
Ya como delegado de Bienestar en Veracruz, su gestión fue señalada por presuntos desvíos de recursos federales, uso indebido de programas sociales y la existencia de una estructura paralela operada por “Siervos de la Nación” que, según denuncias documentadas, cobraba beneficios a nombre de personas fallecidas. Estas denuncias, presentadas incluso con actas de defunción, nunca prosperaron en la Fiscalía General del Estado.
También pesan sobre él al menos tres denuncias por abuso sexual. Una de las víctimas, identificada como Martha “N”, fue expuesta mediáticamente y revictimizada sin que el caso avanzara. Las carpetas fueron congeladas en el periodo en que Eric Cisneros fungía como secretario de Gobierno, lo que apuntó a una negociación entre ambos personajes.
La cercanía entre Huerta y la entonces fiscal Verónica Hernández Giádans fue clave para evitar su procesamiento.


