DE LA REDAcCIÓN
EL BUEN TONO
CÓRDOBA.- El intento de Juan Tress Zilly, diputado local, por construir una imagen de “orgullo” y “servicio al pueblo” a través de sus redes sociales, terminó exhibiendo exactamente lo contrario: desconfianza y rechazo de la ciudadanía. Tras publicar un mensaje en el que presume haber apoyado a más de 3,500 estudiantes de Córdoba, Yanga y Amatlán de los Reyes, y de haber gestionado más de un millón de pesos durante su primer año legislativo, la respuesta de los ciudadanos fue tajante: acusaciones de abuso de poder, incumplimiento y una falta total de resultados reales.
El mensaje de Tress Zilly, en el que se mostraba orgulloso de sus logros, generó una avalancha de comentarios negativos. Muchos ciudadanos le reprochan que mientras se jacta de sus “apoyos”, permite —o incluso fomenta— el aumento ilegal de las tarifas del transporte público, afectando principalmente a estudiantes, adultos mayores y trabajadores. La frustración crece al ver que su “servicio” se limita a publicaciones mediáticas, sin haber realizado ningún acto significativo como legislador, además de seguir cobrando su salario público.
Los comentarios en su página de Facebook son claros: “Un año de ganar un sueldo haciendo nada”, “Ya nos engañó”, “Sube la tarifa para beneficiarse a sí mismo”, y “Debería apoyar con su dinero, no con el del pueblo”. Las críticas son contundentes y evidencian que su narrativa de éxito se ha desmoronado.
La indignación también aumenta al ver que su línea de transporte, 8 de Marzo, ha sido señalada por cobrar hasta 12 pesos, violando las tarifas autorizadas y no respetando los descuentos para estudiantes y adultos mayores, lo que deja en claro que hay una doble moral en sus acciones: una imagen pública bien cuidada en redes sociales y una realidad completamente distinta en el día a día de los cordobeses.
El lema de “Juntos somos el mejor equipo” quedó ahogado entre las críticas que no solo muestran el desencanto social, sino también la sospecha de que todo su discurso es una farsa. Hoy, Juan Tress Zilly ya no genera aplausos, sino desconfianza. Para muchos, su publicación no fue un informe de resultados, sino un intento más de simulación política, que confirma que su circo ya no engaña a nadie.
