De la redacción
El Buen Tono
Tras el fallecimiento de Robert Redford, el mundo recuerda no solo a un gran actor, sino también a un hombre que supo cultivar una amistad genuina con Paul Newman, una relación que se convirtió en leyenda dentro y fuera de la pantalla. Más allá de la química que demostraron en clásicos como ‘Dos hombres y un destino’ y ‘El golpe’, su vínculo estuvo marcado por admiración mutua, complicidad y un sentido del humor inolvidable.
Un momento que refleja la profundidad de su amistad ocurrió durante un homenaje a Newman, cuando Redford compartió un recuerdo divertido de su juventud:
“Cuando estaba intentando conseguir un apartamento en Nueva York, y para los que hayáis pasado por esto ya sabéis de lo que hablo, es un poco duro cuando tienes que presentarte ante una junta realmente estricta. Yo necesitaba impresionarles con credenciales, así que escribí a algunos amigos para que me apoyaran y me dieran referencias. Me gustaría compartir con ustedes esta noche la carta que Paul escribió a la junta:
‘A quien corresponda, el Sr. Robert Redford me debe 120 dólares desde hace más de 3 años. No asumirá su obligación ni bajo amenaza de pérdida de amistad, honor o lealtad. No puedo, en conciencia, recomendarlo para nada'”.
La anécdota provocó risas y aplausos, mostrando que su amistad se basaba en confianza, honestidad y diversión compartida. Aunque Newman era más reservado y Redford más aventurero, ambos se comprendían a la perfección, convirtiendo cada colaboración cinematográfica en un reflejo de su respeto y afecto mutuo. Redford siempre reconoció el impacto positivo de Newman en su vida, afirmando que su presencia hizo mejores tanto su vida como la de Estados Unidos.
Su historia sigue siendo un ejemplo de camaradería auténtica en una industria donde los vínculos verdaderos son tan escasos como valiosos. Una amistad que, más allá del cine, se ganó un lugar imborrable en la memoria colectiva.
