De la Redacción
El Buen Tono
Orizaba.- El cinismo del alcalde Juan Manuel Diez Francos volvió a quedar en evidencia: mientras presume ser un gobernante de “orden y desarrollo”, mantiene su supermercado Fénix en condiciones de insalubridad alarmante, con un olor nauseabundo a drenaje en el área de carnes frías que los clientes han tenido que soportar por semanas.
El contraste es indignante. Mientras a los pequeños comerciantes y vendedores ambulantes los hostiga, multa y desaloja con el argumento de que “dan mal aspecto” a la ciudad, su propio negocio, ubicado en pleno centro de Orizaba, opera impunemente en condiciones que representan un riesgo directo para la salud de los consumidores.
Testimonios de clientes confirmaron que el fétido olor es una constante y que las supuestas limpiezas realizadas en días pasados no fueron más que parches cosméticos, pues el fin de semana el hedor volvió a impregnar toda el área. La situación no es un incidente aislado, sino una negligencia crónica, tolerada por las propias autoridades municipales y sanitarias que deberían clausurar de inmediato el lugar. Lo más grave es el conflicto de intereses: las instituciones encargadas de aplicar la ley permanecen paralizadas porque el infractor es el propio presidente municipal. Lo que para cualquier otro comerciante sería motivo de clausura, en el caso del edil se convierte en impunidad.
